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El laberinto mágico
Julián Barón

Fotografías: Julián Barón
Diseño: Mati Martí
Textos: Marta Martín Núñez, Enric Palanca, Margarita Ledo Andión, Carmen Peire, Horacio Fernández (edit) y Francisco Etxeberría
Preimpresión: La Troupe
Impresión: Martín Gràfic
Colabora en la edición: Conselleria de Presidència. Generalitat Valenciana

Fundación Max Aub, Segorbe, 2019
Localización: Teruel, Castellón, Valencia

Web del autor
Conversación: ¿La guerra ha terminado?

ISBN: 978-84-120581-1-6
Depósito legal: CS-1016-2019

Formato del libro

Libro de 220x280mm, 21 láminas dobladas. Impreso en offset en papel estucado. Encuadernación a caballete, sin cosido. En caja de cartulina.

Formato de las imágenes y los textos

Fotografías full frame, digital. Color. Sobreexposiciones en postproducción.

Incluye textos breves de varios autores situados como páginas centrales en las distintas lenguas oficiales de España. Sin pies de foto. Textos con función de relevo.

Catalogación

Tipo de publicación: Fotolibro
Naturaleza: Contemporánea
Tema: Guerra y Imaginario bélico
Género: Bélico, Escenificación y Fotomontaje
Discurso: Ensayo

Descripción y análisis

El laberinto mágico es un proyecto que parte de las fotografías que Julián Barón realiza en las recreaciones históricas de las batallas de la guerra que tienen lugar desde hace años en nuestro país. Estas recreaciones son simulaciones, actos lúdicos y festivos, a los que acude una gran masa de público para tener una experiencia más real de una guerra que no han vivido. Son reconstruidas a partir de la documentación histórica y las fotografías de los grandes fotorreporteros de la época, como Robert Capa, Gerda Taro o Agustí Centelles son una parte fundamental de esa documentación. Julián Barón se integra en estos actos, tomando también la posición de un reportero de guerra fotografiando el espectáculo y su público. Se genera así un juego perverso de reconocimientos e imaginarios, en el que se reencarnan frente a él motivos visuales y personajes que resuenan como ecos en su propia memoria, al mismo tiempo que la vida contemporánea irrumpe en el encuadre. Como reconoce el propio Barón, “lo interesante es el viaje que puedes hacer en el tiempo, pero con ochenta años de diferencia y viendo cómo se recrea una situación como esta con un objetivo claro, que es acercar a quien no vivió la guerra, la guerra” Barón supone una reflexión sobre los imaginarios de la guerra que nos han llegado.

Las fotografías toman forma en el fotolibro a partir de fotomontajes en capas. Los choques visuales generan diferentes laberintos y tensiones que se interrelacionan continuamente. Imágenes que nos remiten a un pasado histórico que hemos aprendido a leer como documento desde un aura de veracidad se revelan como testimonios de simulaciones en los que resuenan fotografías de otra época —¿documentos?—, lo que desdibuja por completo la ya difusa e inasible frontera entre la fotografía documental y de creación y nos permite “prestar atención a un imaginario para volver a recrear algo, que es donde ese rastro de la imagen se pierde, y se puede deconstruir esa cuestión de la verdad que siempre nos había atraído”, como explica el autor. Las imágenes nos muestran motivos visuales que reconocemos del pasado, con otros que nos remiten al presente y que generan un túnel en el que los ochenta años de diferencia se conectan para interactuar entre ellos. La guerra que vio nacer el fotoperiodismo moderno de la mano de solo unos pocos fotógrafos y fotógrafas, se transforma en un espectáculo que busca ser capturado hasta el infinito por todo tipo de cámaras y móviles. Para Barón, “una guerra, que en un momento determinado es la primera guerra mediática, ochenta años después se convierte en esa recreación en un territorio donde la imagen embadurna todo […] encontrarte con un batallón fotográfico que va con sus móviles haciéndose selfies y fotografiándolo todo era otra cosa increíble”. Por ello, cunado las cámaras irrumpían en su encuadre él daba un paso atrás para dejarlas entrar y llevar esa simulación al límite.

En las superposiciones que crea después con esas imágenes emergen visualidades inesperadas entre las diferentes capas que generan un extrañamiento: nos llevan a dudar de la misma naturaleza de las imágenes que estamos viendo. El fotolibro, además, no está encuadernado, por lo que se invita al lector a reorganizar las páginas, creando nuevos choques entre imágenes que se interrumpen unas a otras y que funcionan igual que lo hace la memoria, a golpes inconexos. En el centro del libro, un conjunto de textos escritos en las diferentes lenguas oficiales del estado da cuenta del corazón del laberinto. El laberinto mágico crea una mise-en-abyme donde los juegos de simulaciones, imaginarios y ecos del pasado cuestionan la propia representación de la guerra y, desde las capas que chocan en la profundidad de la imagen y la propia secuencia, se contestan y se abisman, mientras nos invita a reflexionar sobre la forma en la que se ha contado la guerra y a cuestionar cómo se han construido los relatos del pasado. El proyecto toma forma en el fotolibro, pero también se ha exhibido en formato expositivo y se ha creado una pieza audiovisual.

Análisis, fotos y vídeo de Marta Martín Núñez.

Referencias

Martín-Núñez, M. (2022). De la memoria a la posmemoria de la Guerra Civil a través del fotolibro: la generación de la memoria colectiva. Historia y Comunicación Social. 27(2), 469-482. https://doi.org/10.5209/hics.77798

Martín-Núñez, M. (2021). Brechas en(tre) las páginas. El fotomontaje de rupturas y de suturas en el fotolibro español. En J.C. Alfeo, L. Deltell (eds.), Ante el caosMiradas a la nueva expresión visual. Madrid: Fragua.