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Álbum de guerra. Canteiros da terra de montes no exército popular da república
Rogelio Arca Rivas y Dionisio Pereira

Fotografías históricas: Rogelio Arca Rivas
Textos: Dionisio Pereira
Introducción: Xurxo Pantaleón
Imprime Eujoa Artes Gráficas

Verbo Xido. Difusora de letras, artes e ideas, Ourense, 2008
Localización: Ourense, Pontevedra y Madrid

ISBN: 978-84-935963-6-1
Depósito legal: OU-6-2008

Formato del libro

Libro de 240x230mm, 72 páginas. Impreso en offset en papel offset. Encuadernación rústica, cosido. Cubierta encolada. Tapa blanda.

Formato de las imágenes y los textos

Fotografías históricas analógicas en formato 35mm. Blanco y negro. Sin postproducción.

Incluye textos narrativos relativamente extensos de varios autores en lengua gallega. Con pies de foto descriptivos. Textos narrativos con función de relevo.

Catalogación

Tipo de publicación: Libro fotográfico
Naturaleza: Histórica
Tema: Guerra y Retaguardia
Género: Bélico y Familiar
Discurso: Familiar

Descripción y análisis

Rogelio Arca Rivas no era Robert Capa, ni Gerda Taro o David Seymour —tampoco lo pretendía—. No formaba parte del quinteto Hermanos Mayo. Ni siquiera produjo el archivo fotográfico de Agustí Centelles durante la guerra. Tampoco veía la fotografía desde la misma perspectiva que Pepe Campúa. Nunca gozó de la amistad de José María Díaz Casariego. Quizá sí tuvo la osadía de José Serrano, pero no vivió sus mismas experiencias fotográficas, ni tampoco desde el mismo bando. No heredó el gen familiar que espoleó a Alfonso Sánchez Portela a convertirse en fotógrafo. De hecho, ni siquiera era fotógrafo; era un cantero gallego convertido en miliciano.

Rogelio Arca Rivas fue soldado, y con una modesta Kodak de acordeón mostró lo único que el resto de fotógrafos no podía: la mirada de un soldado de a pie, la perspectiva que otorga ser un miembro más de la Sección de Ametralladoras de la Columna Confederal, o la huella que confiere ser miliciano anarquista en guerra.

El legado de Arca Rivas —que este libro recoge en su totalidad— evidencia una mirada vernácula de la guerra, una visión muy familiar; pues para él, la gente a la que retrató no eran solo soldados republicanos o anarquistas, eran camaradas, amigos, paisanos y, sobre todo, hermanos. De este modo, las fotografías tomadas por Rogelio Arca muestran, a primera vista, el lado humano y distendido de la contienda, con momentos de sosiego y de postureo pueril entre idealistas despreocupados. Sin embargo es lo que no se ve, lo que no muestran las imágenes —como si de un eterno fuera de campo se tratara— lo que encoge el corazón: la fatalidad de unos jóvenes soldados a punto de entrar en batalla, de ser encarcelados,  de ser fusilados o de que la posguerra los engullera por ser quienes fueron y defender sus ideales.

Análisis de Juan Plasencia.
Fotografias y vídeo de Mari Carmen Blanco.